Pienso ahora en una sensación que tengo todos los años, a finales de agosto cuando volvemos de la playa, que es siempre por la tarde y hace calor, aunque ya no tanto, porque en Getafe, la ciudad donde está mi barrio, hace más calor en julio. La sensación en cuestión es que apenas llegamos me entra un no sé qué por las venas y un regusto en el corazón y me entra simplemente por la alegría de volver a ver el parque y la plaza y nuestro bloque. No soy tan tonta como para no darme cuenta de que a lo mejor objetivamente es mucho más bonito el sitio de playa del que venimos, porque para empezar esos sitios tienen mar y el mar ya es una ventaja, así como tampoco lo soy para no reconocer que un chalé muy grande con tejado de pizarra y todo, con césped alrededor, en fin, pues seguramente también, es más bonito que mi bloque que ya no es muy nuevo y tiene todas las terrazas cerradas con aluminio plateado. Pero mi bloque y mi barrio son míos, y en ellos he vivido todas las cosas buenas y también las menos buenas de las que me acuerdo.
Lorenzo Silva, Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia. Ed. Anaya, 1997
Lorenzo Silva, Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia. Ed. Anaya, 1997
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